Os escondéis dentro de fortalezas
construidas con muros de vuestra “madera sagrada”.
Aunque lo que pasa tras ellos nada tiene de sagrado.
Violáis la pureza y corrompéis la inocencia,
os creéis intocables, os proclamáis emisarios de algo que no existe.
Jamás creí en vosotros y jamás lo haré.
Además, por muy altos que hagáis vuestros muros
vuestra mierda siempre se terminará por ver.
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