Al calor de Mayo se han plantado unas semillas,
semillas de carne y hueso,
algunas aún inberbes y otras peinan canas,
pero todas ellas con ganas de germinar.
Su abono no es sintético es real y cargado de
compromiso, ilusión y renvindicación.
Poco a poco están floreciendo,
convirtiendo las plazas en jardines
de flores de varios colores, pero
que se combinan con armonía.
Jardines de esperanza en los que
huele a libertad.
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