DOCE / ¿VIVOS?
David no me contestó, seguía con la mirada perdida en el techo de La furgoneta, con los bazos caídos sobre los muslos y su piel comenzaba a palidecer, en pocas horas su cambio físico había sido increíble, la verdad es que la “enfermedad” (aún no sabría cómo definir esto que nos sucede) no atacaba a todos por igual, había gente que sucumbía a ella en pocas horas y otras sin embargo eran capaces de sobrevivir días, este último era el caso de David, que hasta la noche anterior en la cual la fiebre le subió se había comportado como si nada le hubiera ocurrido.
-¿Cuánto tiempo lleva así?- pregunté al Dr. Micó
-Un par de horas… creo, lo cierto es que cuando me desperté ya estaba así… anoche parecía tan normal…no se… - contestó, casi no podía escucharlo.
-David… ¿me escuchas?- volví a insistir esta vez le coloqué la mano sobre la pierna, para que se percatara de mi presencia.
Él parecía salir del estado en el que se encontraba, y giró la cabeza fijando su mirada en mi, al momento noté que sus pupilas estaban muy dilatas y que el color de sus ojos comenzaba a cambiar, no había duda, en poco tiempo ya no estaría con nosotros…
-Jos… José… ¿qué es lo que ha pasado? – Parecía totalmente ajeno a lo que sucedía. La garganta se me secó, el frío del estomago me dio una nuevo pinchazo y tuve que contener las emociones, ver a alguien que ha estado con nosotros en esta situación tan complicada así es demasiado duro.
-Verás David… -iba a comenzar a hablar cuando él me interrumpió.
-Sabes, creo que esto no está tan mal…. Viajar por la carretera rodeado de gente… que velamos los unos por los otros… siempre quise hacer un viaje por carretera olvidándome de todo aquello que me ataba en casa…. Creerás que soy un bicho raro- dijo mientras sonreía a la vez que trataba de cambiar la mueca de dolor que se dibujaba en sus labios. Su tono de voz era muy débil
-No David, no creo que seas un bicho raro… de hecho a mi también era algo que me apetecía hacer, esto de viajar sin pensar en lo que dejo atrás- le contesté mientras sonreía para tratar de transmitirle seguridad.
-Uff … me duele mucho el brazo… - en ese momento el Dr. Micó se apresuró a comenzar a vendárselo
-Tranquilo ahora te daré un calmante- le contestó el doctor mientras envolvía el brazo con una venda. Yo lo observaba sin saber muy bien que decir….
Cuando el doctor, terminó con el vendaje y le dio el calmante, le pedí que saliera fuera de la furgoneta, al principio se mostro reacio a hacerlo, pero finalmente accedió. Ambos salimos, cerré la puerta trasera y le dije que esperara fuera, me volví para entrar de nuevo y en ese momento José Manuel me colocó la mano en el hombro, me giré y vi que en la otra portaba la pistola de Hassan, que ya había bajado del techo del coche y se encontraba junto a él.
Esa pistola la guardaba desde hacía años, nos contó que la solía tener escondida bajo el mostrador de su locutorio, casi siempre sin cargar, ya que era más una manera de asustar a aquellos que entraran en su local con intención de atracarlo, pero que nunca se había visto obligado a usarla hasta EL INCIDENTE.
-Si vuelves a entrar, tendrás que hacerlo con esto. Sabes lo que hay que hacer ¿Verdad?- me preguntó
-Se lo que he hecho en el pasado… por lo tanto se lo que debo hacer, pero aún no es el momento- contesté.
-¿Cómo que no es el momento? – me preguntó Hassan.
-No, no es el momento…-
-Vamos no me vengas con gilipolleces, sabes que no podemos correr ningún riesgo- dijo José Manuel algo alterado.
Tardé algo en replicarle, la verdad es que en el fondo ellos tenían razón… pero aún no podíamos hacerlo…
-Mira José Manuel , David todavía está ahí, quiero decir…. aún está vivo, puede que dentro de unos minutos u horas ya no lo esté, pero lo importante es que todavía no es uno de ELLOS y mientras eso sea así ninguno de nosotros va a utilizar ese arma…. Creo que eso ya quedó claro en el pasado…- el resto de miembros del grupo se habían acercado a la furgoneta, con excepción de la pequeña Vanesa y la señora María que estaban en el todoterreno y de Lucía que no se había movido del quitamiedos en todo el rato que estuve en el interior del vehículo.
-J.M, Jose tiene razón… aún no es el momento- dijo Carlos, afirmación a la que se sumaron Jesús y el doctor, Sergio permanencia ahí parado sin decir nada mientras rodeaba con el brazo a su hermana que se había tapado los oídos con la manos mientras negaba con la cabeza.
-Entonces ¿qué proponéis? ¿Esperar a que se convierta y entonces matarlo dentro de la furgoneta? Joder, que ahí es donde duerme mi hija, y si tarda todo el día en pasar… y si le ocurre en plena noche y no somos capaces de reaccionar a tiempo… ¿qué haremos si muerde alguno de nosotros o nos ataca?- preguntó José Manuel- yo voto por hacerlo ahora o dejarlo aquí y seguir camino.
Las palabras de José Manuel me cayeron encima como una losa, estaba planteando dejar atrás a alguien que había estado con nosotros, que había formado parte de nuestras vidas en momentos complicados, en el fondo sabía que muchos de ellos pensaban como él, de hecho lo único que me sorprendió de su propuesta fue que a mí me pareciera algo inaceptable, creo que eso era más lógico ahora que lo que yo proponía, pero aún así no estaba dispuesto a hacerlo, no sin antes hablar con David.
Que interesante que se esta poniendo esto... Y que decision tan complicada... No quiaiera estar en esa tesitura.... Ya tengo ganas de leer el proximo!! ^^ Un beso!!
ResponderEliminar:), me alegra que te parezca interesante, la verdad es que trato de buscar cosas que vayan animando la historia :)... la verdad es que en la vida hay momentos en lo que se deben tomar decisiones difíciles, lógicamente no como las que se vivirian en una situación como esta XDDDD, sólo trato de reflejar como los problemas que nos parecen increibles al fin y al cabo no tienen tanta importancia como la que le damos :)
ResponderEliminarGracias por comentar un Beso :)