lunes, 29 de julio de 2013

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Ambos caminaban por la nieve en dirección a la destartalada cabaña perdida en medio del bosque. A ella todavía le temblaban las manos por el subidón de adrenalina, pero aún así trataba de disimularlo agarrando con fuerza la escopeta de caza que de tantos apuros le había sacado hasta ese momento.
Sus pies se hundían a cada paso, pero aún así no podían ralentizar la marcha, ya que aunque tras el tiroteo no se escuchaban ni veían a más “caminantes” sabía muy bien que sólo era cuestión de minutos que el lugar se pudiera ver invadido por decenas de ellos, el escándalo que habían formado seguro que se escuchó a kilómetros de distancia, y eso era razón más que suficiente como para que el frío que empezaba a entumecer sus piernas pasará a un segundo plano.
Tras caminar unos cuantos metros bajo la nieve llegaron a la puerta de la cabaña, que se abrió con un chirrido. Ambos entraron en ella y por un instante Liz se sintió a salvo, pero bien sabía que esas sensación era ficticia por lo que lo primero que hizo fue acercarse a la ventana para cerciorarse que no aparecían “caminantes” por lo alto del la colina. Una vez recorrió el perímetro de la cabaña comprobando cada una de las ventanas sin ver a ningún otro “caminante” se relajó y dejó descansar la escopeta sobre su hombro mientras se apartaba el flequillo que se le había pegado a la frente. Mientras ella se cercioraba de que no los habían seguido y que no estaban rodeados, aquel desconocido con el que se había cruzado unos minutos antes había logrado encender un pequeño fuego con un mechero antiguo que se estaba guardando dentro de su bota izquierda de montaña y unas ramas secas y un trapo que había sacado del cajón de un banco de herramientas que estaba al final de la cabaña, por desgracia había pocas cosas más en él, ya que parecía que lo habían “limpiado” hacía tiempo llevándose todo aquello que pudiera ser útil para sobrevivir.

-Mierda – Dijo Liz mientras echaba una ojeada al interior de la cabaña

-Ha ido por poco ¿verdad? – Dijo el hombre mientras se colocaba en cuclillas ante el fuego y extendía las manos para tratar de calentar sus dedos que ahora mismo estaban entumecidos por el frío.

-Si…Supongo- Dijo Liz que volvía a ponerse en modo alerta, ahora ya no por el peligro exterior, sino por estar de nuevo a solas por aquel tipo con el que acababa de pelear contra decenas de “caminantes”

-Yo de ti me acercaría al fuego para no congelarme- le dijo sin apartar la vista de la pequeña fogata.

Liz dudó durante unos segundos, pero realmente tenía mucho frío no le gustaba nada caminar por la nieve y la verdad es que su cuerpo le agradecería mucho un poco de calor. Así que decidió acercarse a la hoguera, eso sí volviendo a sujetar su escopeta con ambas manos y sin quitarle los ojos de encima a su “compañero” de cabaña.

domingo, 21 de julio de 2013

PODRÍA SER...

Este podría ser el año. 
Este podría ser el momento en que has estado esperando toda la vida

Los sueños, se encienden con una chispa. 
Es una oportunidad, un lanzamiento. 
Está en ti. 
Sólo tenemos una vida, 
Un deseo, 
Un fuego. 

Nuestra opción, 
Una sola voz, 
Haz que se escuche bien alto 

Este podría ser el año. 
Este podría ser el momento. 
Este podría ser el año, lo sé.