Ven conmigo,
a mi castillo,
la diversión te espera en el sótano,
en silencio debemos estar.
El paraiso bajo el suelo está,
se apagan las luces.
Estás preparada, estás lista
Bienvenida..
¡¡¡A mi oscuridad!!!.
miércoles, 27 de noviembre de 2013
UN SOLO CORAZÓN
Dos nombres,
nadie puede separarnos.
Dos núcleos,
Una sola semilla.
Si lloras
me siento vivo
la mano del miedo
alimenta mi sangre.
Construidos por un solo corazón
nadie puede separarnos.
Dos núcleos,
Una sola semilla.
Si lloras
me siento vivo
la mano del miedo
alimenta mi sangre.
Construidos por un solo corazón
miércoles, 28 de agosto de 2013
...............
Toda la cordura que he poseído,
se ha Ido,
pero todavía sigo respirando.
Y siento la locura en mis venas,
la piel, los huesos,
pero todavía sigo respirando
Vivo a través del trueno y el fuego
y aunque puedas hundirme
no quiero ver el fondo
se ha Ido,
pero todavía sigo respirando.
Y siento la locura en mis venas,
la piel, los huesos,
pero todavía sigo respirando
Vivo a través del trueno y el fuego
y aunque puedas hundirme
no quiero ver el fondo
sábado, 10 de agosto de 2013
HE SIDO DE LOS QUE SE RINDEN...
¿Sabes lo que es
tener miedo de verte a ti mismo
¿Sabes lo que es querer
ser otra persona, la cual
no necesite ayuda para seguir adelante?
¿Sabes lo que es querer
rendirse?
¿Qué se siente cuando
tú no eres quién quieres ser
¿Sabes lo que significa
ser tu peor enemigo?
¿Sabes lo que es querer a rendirse?
tú no eres quién quieres ser
¿Sabes lo que significa
ser tu peor enemigo?
¿Sabes lo que es querer a rendirse?
No quiero sentir lo mismo cada mañana
No quiero vivir así cada día
Ahora....
No quiero vivir así cada día
Ahora....
Quiero sentirme mejor
Quédate conmigo
Y nunca me rendiré
Quédate conmigo
Y nunca me rendiré
lunes, 29 de julio de 2013
...................
Ambos caminaban por la nieve en dirección a la
destartalada cabaña perdida en medio del bosque. A ella todavía le temblaban
las manos por el subidón de adrenalina, pero aún así trataba de disimularlo agarrando
con fuerza la escopeta de caza que de tantos apuros le había sacado hasta ese
momento.
Sus pies se hundían a cada paso, pero aún así no podían
ralentizar la marcha, ya que aunque tras el tiroteo no se escuchaban ni veían a
más “caminantes” sabía muy bien que sólo era cuestión de minutos que el lugar
se pudiera ver invadido por decenas de ellos, el escándalo que habían formado
seguro que se escuchó a kilómetros de distancia, y eso era razón más que
suficiente como para que el frío que empezaba a entumecer sus piernas pasará a
un segundo plano.
Tras caminar unos cuantos metros bajo la nieve llegaron a
la puerta de la cabaña, que se abrió con un chirrido. Ambos entraron en ella y
por un instante Liz se sintió a salvo, pero bien sabía que esas sensación era
ficticia por lo que lo primero que hizo fue acercarse a la ventana para
cerciorarse que no aparecían “caminantes” por lo alto del la colina. Una vez
recorrió el perímetro de la cabaña comprobando cada una de las ventanas sin ver
a ningún otro “caminante” se relajó y dejó descansar la escopeta sobre su hombro
mientras se apartaba el flequillo que se le había pegado a la frente. Mientras
ella se cercioraba de que no los habían seguido y que no estaban rodeados,
aquel desconocido con el que se había cruzado unos minutos antes había logrado
encender un pequeño fuego con un mechero antiguo que se estaba guardando dentro
de su bota izquierda de montaña y unas ramas secas y un trapo que había sacado
del cajón de un banco de herramientas que estaba al final de la cabaña, por
desgracia había pocas cosas más en él, ya que parecía que lo habían “limpiado”
hacía tiempo llevándose todo aquello que pudiera ser útil para sobrevivir.
-Mierda – Dijo Liz mientras echaba una ojeada al interior de la cabaña
-Ha ido por poco ¿verdad? – Dijo el hombre mientras se colocaba en cuclillas ante el fuego y extendía las manos para tratar de calentar sus dedos que ahora mismo estaban entumecidos por el frío.
-Si…Supongo- Dijo Liz que volvía a ponerse en modo alerta, ahora ya no por el peligro exterior, sino por estar de nuevo a solas por aquel tipo con el que acababa de pelear contra decenas de “caminantes”
-Yo de ti me acercaría al fuego para no congelarme- le dijo sin apartar la vista de la pequeña fogata.
Liz dudó durante unos segundos, pero realmente tenía
mucho frío no le gustaba nada caminar por la nieve y la verdad es que su cuerpo
le agradecería mucho un poco de calor. Así que decidió acercarse a la hoguera,
eso sí volviendo a sujetar su escopeta con ambas manos y sin quitarle los ojos
de encima a su “compañero” de cabaña.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)