A veces soy yo mismo,
aquel que realmente soy.
Me reconozco,
suele suceder de noche,
cuando todos duermen
y me quedo a solas con la única compañía
de mi insomnio.
Estoy y permanezco conmigo,
pero cual vampiro escapo de mi mismo
cuando el sol se filtra por las ventanas.
Escapo del mañana,
del reflejo del
espejo que me anuncia un nuevo día
sin cambios en el horizonte,
busco en el
nuevo día algo que me haga ser yo,
y sólo puedo encontrarlo cuando escucho la
llamada.
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