Es curioso cómo los días han sido 
atrapados en dos tabletas plateadas 
con círculos de un amarillo apagado, 
tanto que parece desaparecer  
cuando los arrancas de su 
burbuja artificial de plástico. 
Las dosis indicadas en el papel 
con eso horrendo matasellos desgastado 
dicen cada cuanto el día debe ser liberado 
para comenzar nuevamente a descontar 
los segundos amarillentos que se 
desvanecen en el paladar de mi tiempo.
 
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