sábado, 23 de octubre de 2010
MI INSOMNIO
MI INSOMNIO
No sé la hora que es, ya me cansé de mirar el reloj. Estoy en mi cuarto con la mirada fija en el monitor del ordenador.
Su resplandor ilumina mi habitación. Me muevo inquieto en mi silla de madera desgastada por las patas.
Su duro respaldo astillado se clava en mi espalda y mi pelo, que lleva años sin recibir la visita del peluquero, se engancha en él.
La noche ha engullido sin misericordia todo aquello que me rodea. A través de mi ventana solo veo una mancha negra que me recuerda al abismo. Son ya varias las noches sin dormir, no sabría decir cuántas… ya no las cuento.
Quedan lejos los días en los que me consideraba un enfermo, ésos en los que me desesperaba por conciliar el sueño. El insomnio se ha convertido en mi compañero y hace tiempo que desapareció la sensación de pesadez en mis ojos. Ya no trato de ponerle remedio a esta situación cíclica. Cíclica como que al final de esta oscura noche llegue el amanecer.
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