Caminas por las aceras y parques de tu ciudad y puedes percibirlo, flota en cada corrillo y en cada banco o bordillo en el que se sientan y en el cual pasan las horas muertas sin inmutarse ante lo que sucede a su alrededor, simplemente tienen una cosa en mente.
Los colores se mezclan en los recipientes humanos en los que se han convertido, negro, rojo naranja, marrón todos se confunden en ese mar de manos que se aturullan frenéticas en las bolsas de plástico.
Como zombis repiten los movimientos mecánicos a los que están habituados un día tras otro.Ese es su modelo no el mío, ellos lo necesitan, pero sin saberlo se han convertido en los esclavos del siglo XXI
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