Tumbado en la cama con algunas agujetas por las flexiones y con los cascos en las orejas, en los que retumba la música, centro mi mirada en el techo, me parece más alto y lejano que antes.
Noto como mi ritmo cardiaco empieza a recuperarse del esfuerzo, me incorporo y me apoyo en la pared, m mirada se pierde en la oscuridad del cuarto, sólo rota por el destello del ordenador, me meso el pelo y apoyo mi cabeza en mis manos.
Una sombra se ha aproximado a la ventana, la miro de reojo y la reconozco sin problemas, además se lo que ha venido a anunciarme, una vez más estaré acompañado esta noche a pesar de estar solo en el cuarto.
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